Historia del Colegio

Corría el año 1889, acercándose a la Navidad, en el día de la Purísima de la Inmaculada Concepción, el 8 de Diciembre, el sacerdote Alemán Arnoldo Janssen fundaba la Congregación «Misioneras Siervas del Espíritu Santo». Seis años más tarde iniciaban su actividad misionera en América (1895), con la llegada de un grupo de religiosas a Argentina y posteriormente a Chile, donde inician una actividad de servicio asistencial en el Hospital Barros Luco de Santiago en 1934. Luego en 1937 su Misión evangelizadora se traslada al campo educacional, con el ideario de una educación integral para niñas y jóvenes.

La Congregación funda colegios en el Monte, Fresia y La Ligua. La decisión de ubicarse en La Ligua radicó en la centralidad de la comuna, intentando con esto convocar al mayor número de jóvenes para ser formados con espíritu misionero, una mujer para el futuro, capaz de integrarse a la sociedad para formar una familia sólida en valores cristianos. En nuestra ciudad el recordado padre Ángel Custodio Flores bendice la puesta de la primera piedra, donde se construirá el futuro colegio, bajo el nombre de Santa María, Patrona de la Congregación, hecho ocurrido el 8 de septiembre de 1952.

El 12 de Abril de 1953, la feliz iniciativa se hace realidad, cuando el colegio abre las puertas por primera vez para albergar a 39 alumnas, distribuidas en kínder, Primero y Segundo Preparatoria, siendo su primera directora la Hermana Herlindis.

Faltaba lo más importante, al igual que el bautizo de un nuevo hijo de Dios, la bendición del Padre Obispo Roberto Berríos, que se realizó el 4 de Mayo del mismo año. Así se inicia la nueva tarea de educar en la fe, con el lema de la congregación «Viva Dios Uno y Trino en nuestros corazones y en los corazones de todos los hombres» Frase que refleja el espíritu y anhelo de su fundador.

Desde sus inicios, la meta pedagógica es formar buenas ciudadanas, para que aporten a la sociedad desde la fe, un sentido humanista cristiano, basado en la solidaridad, la caridad y el amor por la persona como hijo del creador.

Con el fin de dar la posibilidad de mayores oportunidades de formación, se crea el internado con 12 alumnas en un comienzo.

Su labor educacional transcurre en un permanente crecimiento, ya que para su segundo año de funcionamiento la matrícula había aumentado a 121 alumnas, de las cuales 34 eran internas.

El 28 de Marzo de 1965 un fuerte terremoto, remece la ciudad, destruyendo el frontis, la capilla y la biblioteca, situación que obliga a la congregación a suprimir las humanidades y el internado.

En el año 1966 se reabre el internado y se crea el Séptimo Básico, período en que se inicia la gran reforma educacional del Gobierno del  Presidente Eduardo Frei Montalva.

Un nuevo terremoto remece la ciudad el 8 de julio de 1971, creando pánico y destrucción, afectando una vez más al colegio, dejando inhabitable el dormitorio, lo que lleva definitivamente a suprimir el internado a fines de año.

El movimiento telúrico provocó destrucción en toda la ciudad, afectando gravemente a la Iglesia, dejándola inhabilitada hasta su demolición, por lo que en la década del 70, el colegio albergó a la parroquia, para sus actividades habituales en su capilla y el patio para las ceremonias masivas.  

A pesar de estos dos grandes eventos sísmicos y sufrir daños de consideración en su infraestructura, no fue impedimento para que el colegio continuara desarrollando la visión de tener «una educación integral, innovadora y creativa con altos niveles de excelencia…» y realizar su misión «Para una formación humana, cristiana, cultural y escolar sólida… para niñas y jóvenes», en forma inalterable hasta nuestros días, incluso con mayor fuerza, asumiendo los cambios tecnológicos y metodológicos para lograr una educación  de Calidad, Equidad y Pertinencia.

Ante la escasez de vocaciones religiosas que afecta a la congregación, en el año 1991 y siendo Superiora Provincial la hermana Luise Wilmer, las religiosas deciden dejar el establecimiento a cargo de una administración laica, quienes serán los encargados de continuar con la obra formadora que posee como sello la congregación Siervas del Espíritu Santo. La última directora miembro de la congregación fue la hermana Mariarnoldia. ~

Recopilado: Departamento de Historia y Ciencias Sociales Colegio Santa María